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Publicado el Viernes, 14 de Abril del 2023 La mamá almendra: un ejemplo de la toxicidad de la cultura de la dieta

La mamá almendra: un ejemplo de la toxicidad de la cultura de la dieta

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Impulso

Desde que se emitió allá por el año 2014 el capítulo del reality televisivo Real Housewives of Beverly Hills, muchas veces se ha mencionado esa escena en la que una de las protagonistas adolescentes, Gigi Hadid, se queja a su madre de sentir debilidad por haber comido solo una almendra. La aludida le manda entonces comer dos almendras más y masticarlas.Pero lo que puede parecer cómico o una parodia se convierte en un auténtico peligro para la salud cuando hay quien se toma en serio tales actitudes perniciosas. Así que hoy nosotros tomamos como ejemplo a la denominada madre de las almendras, para poner el foco en la toxicidad de la cultura de la dieta.

¿Qué es la cultura de la dieta?

El concepto de la cultura de la dieta se acuñó en la década de los noventa del siglo XX, un tiempo en que se produjo una auténtica batalla contra la obesidad en países como Estados Unidos. Pero esto provocó que la idea de belleza y de la pérdida de peso se comenzaran a vincular con la felicidad y la salud, como si estuvieran íntimamente ligadas a ellas sin ningún tipo de matices ni cuestionamientos.El tiempo actual es heredero de aquel, y la obsesión por la imagen en las redes sociales en las que la delgadez y los trucos más peregrinos para adelgazar, así como las dietas milagro, han provocado que la cultura de la dieta siga estando más presente de lo que nos podamos pensar.

Además, ese aspecto delgado y etéreo se relaciona muchas veces con las familias de clase media y clase media alta, en la que la delgadez ha llegado a interpretarse como un símbolo de estatus. De ahí que desgraciadamente no resulte tan extraño encontrar casos como el de la madre de las almendras de Beverly Hills.

La madre de las almendras

El tema de la madre de las almendras se reavivó hace unos meses, cuando un breve video de TikTok volvió a convertir esta dieta en tendencia al hacerse viral en internet. Varias internautas alertaron sobre el comportamiento de esta progenitora hacia su hija, y la apodaron almond mon o madre de las almendras. Desde ese momento, el término se ha ido popularizando para denominar de manera general a todas aquellas madres que inducen a sus hijos a la gordofobia, además de hacerles crecer con la presión de una delgadez que nada tiene que ver con la salud, aunque muchas veces lo transmitan como si así fuera. Algunas adolescentes comenzaron entonces a contar en las redes sus experiencias personales, sobre el comportamiento de sus madres hacia su peso, narrando cómo les recriminaban comer demasiados hidratos o las reñían al comer dulces, al igual que se sentían orgullosas de ellas y las felicitaban si perdían peso.

Ortorexia

Otras cuentas en las redes sociales también dieron la voz de alarma ante estos comportamientos y el incremento de la ortorexia. Esta es un problema patológico centrado en la obsesión por comer sano, así como por la calidad de los alimentos.Para las personas ortoréxicas todo gira en torno a su relación con la comida. Esta se convierte en su principal preocupación y, en el caso de tener hijos, educan en esa tendencia a sus descendientes, a quienes no solo transmiten la misma obsesión por lo que comen y lo que no deben probar jamás, sino también por el peso.

La importancia de la familia

No obstante, por más que se haya popularizado un término como madre de las almendras, que parece hacer referencia solo a las mujeres con hijas, no debemos olvidar que la toxicidad de la cultura de la dieta afecta a todos los miembros de la familia que tienen algo que ver en su educación y desarrollo. Eso incluye, por supuesto, a los padres, pero también a los abuelos y a los hermanos.Porque no son pocos los hombres que también felicitan a sus hijas, nietas o hermanas cuando ven que estas están más delgadas, o que dicen frases como: “Deberías adelgazar”, “¡qué gorda estás!” o “no sé cómo vas a entrar en el vestido con esas caderas”, aunque en este último caso podría sustituirse la acepción por cualquier otra parte de la anatomía femenina. No son solo ellos. Algunas abuelas, en vez de estar más preocupadas por las notas de la nieta adolescente, lo están por su aspecto físico y las premian al adelgazar, fomentando esa cultura de la dieta que puede provocar numerosos trastornos de la alimentacion.

Educación y salud

Hemos de recordar que las personas jóvenes están en pleno proceso de crecimiento y formación. Se trata de una etapa de muchos cambios en la que tienen que aprender a quererse ellas mismas y aceptar sus cuerpos. Desde pequeñas, han de sentirse estimadas y valoradas más allá de su aspecto físico por un entorno tan importante como es la familia.Por supuesto, esto no afecta solo a las chicas jóvenes, aunque la presión haya sido mayor sobre los cuerpos femeninos. Pero los muchachos también se ven sometidos a los mismos comportamientos de su entorno, y se debe tener el mismo cuidado para protegerlos de estas conductas nocivas.Lo mejor para todo ello es la educación, la cual comienza con contribuir a fortalecer su autoestima y que comprendan qué es lo verdaderamente importante. Así, no se debe montar un drama por haber engordado dos kilos, vivir obsesionado con las calorías, o dar más valor al aspecto físico que a otros factores de la personalidad que son mucho más relevantes. Al fin y al cabo, nuestras palabras han de ser consecuentes con nuestros hechos. Lo mejor siempre es educar con el ejemplo.

REPORTO: JONATHAN CELIS